Ayer vi a estos dos actuar en el escenario del Conde Duque en Madrid. Hacía mucho tiempo que quería ver a Abercrombie y la verdad me gustó mucho aunque tengo que decir que John no tenía su día, se equivocó varias veces y todos nos dimos cuenta porque lo dijo él y porque paraba un momentín en medio del tema con gesto contrariado. Si no hubiese sido por eso creo que nadie se habría dado cuenta de sus fallos ya que el free jazz que practican estos dos tipos es de lo más free que hay. ¡Qué libertad absoluta! ¡Qué desorden calculado! ¡Qué caos perfectamente bajo control! Los experimentos musicales que hacen son tan "loose" que realmente uno podría tocar cualquier cosa con cualquier instrumento sobre lo que tocan ellos y no sonaría demasiado alejado, eso sí, ellos hacen que todo se mantenga unido.
Copland es de esos pianistas que casi no se mueven, con el cuello roto en ángulo de 90 grados hacia abajo y cubriendo un rango en el teclado de como mucho dos octavas, desliza los dedos de forma tan suave que parece que no es él el que toca, por un momento pensé que llevaban algo pre-grabado, nada más lejos. Piano de cola que hace sonar con una delicadeza imposible, es capaz de crear el más inaudible de los sonidos o una tensión desasosegante pero nunca con dureza o violencia. Un tipo muy callado pero cuando habló hasta hizo alguna broma. Impecable.
Por su parte Crombie llevaba una guitarra Soulezza sin clavijero, cosa que le dio pie a alguna broma también, además de sus Roland jazz chorus en estero que suenan tan bien como todo jazzero sabe y un pedal Boss de ecualización con todos los controles bastante planos menos los medios. Este tipo toca lo que quiere también. Creo que en todo el concierto tocó 4-5 acordes en total, como es su estilo, puntea continuadamente siguiendo las progresiones del tema y aunque muchas veces pisa mal las cuerdas haciendo que suenen un poco mal y que cerdeen, uno no puede echarle nada en cara porque cualquiera que haya tocado la guitarra un tiempo sabe que eso no son fallos, sino indecisiones de último momento, son las cosas que pasan cuando no repites un fraseo ni de broma, cuando las canciones no son un producto enlatado precocinado, cuando de lo que se trata es de crear en el mismo momento...
Tocaron durante una hora, como todos los conciertos del Conde Duque (Pichabuque) haciendo todo temas propios, menos dos estandars que con su estilo personal nadie reconoció. Me soprendió que la sala estuviese llena (400 pax aprox) para un estilo tan ecléctico y personal, síntoma de que el jazz no está muerto (aunque como diría Zappa, huele un poco raro).
Desde aquí quiero hacer un llamamiento a los organizadores de los eventos del Conde Duque. Nos encanta esa sala, es muy cómoda, está en un sitio estupendo, tiene buena acústica, todo bien, menos... las escaleras. Esas escaleras que tienen que bajar/subir todos los artistas cada vez que salen o se van del escenario. Son muy curiosas pero ayer me di cuenta de lo peligrosas que son. Tanto Copland como Crombie están bastante mayores, en el caso de Crombie casi no puede ni andar, Copland le iba ayudando un poco. Cuando se acabó el concierto se despidieron y subieron las escaleritas (cosa que ya les costó) y como siempre el publico pidió una más y cuando ya estaban arriba Crombie miraba hacia abajo como diciendo:
- ¿¿¿En serio me vais a hacer bajar y subir otra vez estas putas escaleras????
Pobrecitos, bajaron, tocaron una delicia más y se fueron, otra vez por las putas escaleras.
Fantástico todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario